viernes, 29 de marzo de 2013

QUIÉREME SI TE ATREVES

Dichosa Sophie, el juego se había puesto en marcha de nuevo, felicidad en estado puro, bruto natural, volcánico. ¡Qué gozada! Era lo mejor del mundo, mejor  que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, petas, tripis, ácidos LSD, éxtasis. Mejor que la nocilla y los batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los teleñecos, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pilli, Mario, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford.  Mejor que los solos de Hendrix, mejor que el pequeño paso de Neil Armstrong sobre la Luna, que el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que Woodstock y las naves más orgásmicas . Mejor que los excesos del Marqués de Sade, de Rimbaud, Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad. MEJOR QUE LA VIDA.

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