Calisto y Melibea

Vuestros sentimientos me abruman,

pasé la noche bajo la luma,

recordando tus ojos claros

que antes veía como extraños

que espiaba con recelo

y que cada noche ahora anhelo.

¿De todo lo que me estas pidiendo

realmente sois consciente?

queréis mi cuerpo y hasta mi mente.

Sin embargo, he de confesaros,

no os he quitado de mi cabeza,

me hacéis perder la agudeza

y mi único deseo es poder veros.

Pues es cierto que dicen

que la pasión no hace daño

pero lo que yo estoy viviendo

es justo un engaño.

Ahora mismo escribo,

y mi único objetivo

es verme contigo.

Quiero sentir tus abrazos

y saborear tus besos,

retar al destino

y pronunciar un te quiero.

Y es entonces cuando me descubro

soñando despierta

imaginando mil momentos

teniéndoos cerca.

Sois el culpable

de mi eterna sonrisa

y últimamente también

de mi mirada indecisa.

Pues cada hora que pasa

ansío más verte,

y estoy sintiendo como cambia mi suerte.

Creo que esto es más

que prueba suficiente

para que te des cuenta

de lo que para mí eres.

Aunque el camino sea turbio,

lo sabemos,

estoy segura de que lo conseguiremos.

Antes bien he de advertirte

mi pasado puede afligirte,

¿Pero acaso eso no merece la pena

si viviremos sin cadenas?

Y no quiero ver

como te haces pedazos ante mí,

así que ahora,

que el viento suave sopla

silencioso, invisible, ven aquí

y cógeme entre tus brazos

y llévame lejos en secreto,

que prometo que seré,

para siempre tu amuleto.